Lee en tu Biblia: Lucas 9:51-62
“Santiago y Juan dijeron: —Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos?” (Lucas 9:54)
El texto de esta semana (Lucas 9:51-62) se enfoca en algunas situaciones protagonizadas por Jesús y sus discípules durante una caminata o peregrinación hacia Jerusalén en un momento decisivo (v. 9:51). Hay algunos aspectos culturales e históricos que se encuentran implícitos y que conviene explicitarlos para entender mejor el contexto. En primer lugar, la peregrinación hacia Jerusalén se da en el marco de la celebración de la Pascua que era una de las tres principales fiestas de peregrinación a Jerusalén en el calendario hebreo, y Jesús junto a sus discípules cumple con estas tradiciones y costumbres de su pueblo. En segundo lugar, hay que recordar la rivalidad ancestral que existía entre judíes y samaritanes, que viene desde la época del cisma samaritano, más de 400 años antes de Cristo.
El relato da cuenta de que los samaritanes no quisieron recibir a Jesús y sus discípules en su camino a Jerusalén, y no fueron hospitalarios con ellos. Pero esto no es lo que más llama la atención, porque se supone que tanto Jesús como sus discípules conocían la rivalidad histórica entre judíes y samaritanes. Lo que verdaderamente llama la atención de Jesús y de los lectores es la actitud de los discípulos Santiago y Juan, que de manera muy expeditiva y violenta le proponen a Jesús hacer caer fuego del cielo para que consuma a toda esa gente, y algunos manuscritos agregan una alusión a lo que hizo Elías, de acuerdo a la cita bíblica de 1 Reyes 1:12. Pero Jesús inmediatamente reprendió a Santiago y Juan, y se fueron hacia otra aldea.
La actitud irreflexiva, impulsiva y violenta de Santiago y Juan nos recuerda y confronta con nuestras propias actitudes cuando estamos predispuestos a enojarnos, juzgar y condenar a otra persona, especialmente cuando nos resulta molesta e incómoda, y a veces también cuando simplemente piensa y hace cosas de manera diferente a nosotres. Jesús reprendió con firmeza esta actitud de soberbia y violencia, y nos muestra un ejemplo de cómo enfrentar situaciones potencialmente conflictivas, evitando una escalada de violencia. Podríamos reflexionar sobre situaciones semejantes que surgen en nuestra sociedad con relación a grupos o sectores en conflicto, y también sobre algunos prejuicios y rivalidades que se manifiestan en contextos religiosos en relación con personas de otras tradiciones y formas de pensar.
La enseñanza y el ejemplo de Jesús podrían resumirse en este consejo que nos regala el libro de Santiago: “Por eso, amados hermanos y hermanas mías, todes ustedes deben estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse, porque quien se enoja no promueve la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20)
Samuel Almada
Comunidad Anabautista Menonita de Buenos Aires
Alta Gracia (Córdoba), 28 de Junio 2019
*En esta nota se utilizó la “e” como lenguaje inclusivo por decisión de su autor.
Este texto biblico nos da una oportunidad para reflexionar nuevamente sobre el enojo, la intolerancia y la consecutiva generacion de actos violentos. Las soluciones rapidas a un conflicto parece que deben ser a traves de la imposicion y el dominio. pero olvidamos que la imposicion y el dominio solo promueven mayor violencia con el deseo de superar esa represion impuesta. Este analisis nos permite plantear que soluciones mas laboriosas que la imposicion deben ser la respuesta.
Muy importante incorporar el texto a la cotidineidad!!