VERBOS EN ACCIÓN PROLONGADA

Apuntes de la Directora

Desde el título de esta edición se hace notoria una idea de lo que significa ser comunidad –para nosotrxs, el equipo editor-. Creemos en una comunidad activa, asumiendo desafíos, intentando estar presentes y creando espacios de expresión, contención y amor en libertad. Una comunidad en continua construcción.

Desde niña fui parte de una comunidad de fe. La escuelita, catecismo, grupos de jóvenes, cultos, campamentos, asambleas, sínodos, y podría seguir; me hicieron sentir que compartía con muchxs, una manera de vivir. Más tarde comprendí que las formas en que se desarrollaban estas actividades, en cierto sentido, dan sustento a una vida institucional. Hoy tengo una versión un poco más dinámica de lo que significa la vida comunitaria, pues claro, no sólo se trata de compartir actividades. Creo que no sólo se trata de pertenecer, sino de ser parte de una construcción colectiva.

De esto último -la construcción colectiva- hablamos bastante en la edición pasada donde reflexionamos sobre los fundamentalismos. Siguiendo esa línea, hoy me animo a incorporar otro condimento, el amor. Pero no un amor que se manifiesta sólo en palabras, sino que se vive, que se siente desde la panza. Un amor que involucra el alma pero también el cuerpo. Un amor que intenta problematizar cada uno de nuestros gestos. Un amor que nos anima a seguir aprendiendo a ser empáticxs. Un amor que significa desafíos.

Y sí, en toda construcción colectiva hay amor. Sería imposible si no fuera así. Ahora vamos a la parte que me interesa hacer especial hincapié: ¿cómo expresamos ese amor? ¿Cómo expresamos el amor en nuestras comunidades? ¿Cómo amamos cuando construimos comunidad?

Podríamos decir que en cada gesto, preguntándonos cómo estamos en cada oportunidad donde nos encontramos, tejiendo abrigos y frazadas, invitando a más personas a nuestras celebraciones, a nuestros grupos de mujeres, de varones, en cada visita. Pero vayamos más allá. ¿Cómo amamos a quién piensa diferente, o vive la fe de otra manera? ¿Cómo amamos a quien tengo enfrente aquí y ahora? Hay muchos desafíos en estas zonas. Algunos vamos logrando visualizar, transformar, e incluso concretar; pero aún quedan muchos. Quizás algunas personas ven desafíos que yo no logro comprender aún, quizás hay búsquedas que no comparto completamente y aquellas que sí. Entonces, si tenemos búsquedas compartidas pero también otras que no, si tenemos algunas metas similares pero otras completamente diferentes. ¿Cómo construimos comunidad? Humildemente creo que la respuesta es acompañándonos.

Según mi perspectiva, el desafío comunitario de estos tiempos acelerados es seguir estando ahí, con paciencia, empatía y dispuestxs a encontrar y aprender nuevas maneras de acompañarnos. Sabiendo que somos un grupo de personas que intentamos construir una comunidad que tenga espacios para todxs, que cada unx pueda sentir que contribuye a la construcción del mismo, porque entiendo que es la única forma de sentirse parte, de hacerlo mío, suyo, nuestro. Que se den las condiciones para que todxs nos sintamos parte es una responsabilidad y un reto colectivo.

Que vivamos caminando. Que tengamos que utilizar muchos gerundios –como ese ‘construyendo’ del título- para que expresemos acciones que duran en el tiempo, que significan y reflejan movimiento, acción y transformación en nuestras comunidades.

Que Jesús ilumine el camino para crear y recrear comunidades libres, empáticas y amorosas. Quiera Dios sostenernos la mano mientras caminamos sabiéndonos libres, incluso para muchxs, descaradamente libres; y que el amor nos impulse a seguir acompañándonos desde un lugar sensible, respetuoso y libre de todo juicio.

Daiana Genre Bert

Publicado en Editoriales, Página Valdense.