CAMBIAR DE LENTES

Apuntes de la Directora

Esta edición de Página Valdense trabajamos sobre la pobreza, propusimos algunas líneas generales sobre cada uno de los textos y lxs autorxs hicieron suyo el espacio.

El primer artículo que pensamos con el equipo editor fue sobre Valdo, porque claro, aquí hay una diferencia enorme frente a la pobreza estructural y la opción a la pobreza como forma de vida. Como veremos en el texto de Hugo Malán, con este gesto desobediente, Valdo elige ser libre. Esa libertad podemos entenderla como despojo o desapego de lo material, pero nunca como una forma de exclusión o de violencia, como veremos en el artículo que nos comparte Rocío. Ciertamente, hablar de pobreza sin hacer estas salvedades puede resultar confuso.

Por otro lado, considero indispensable decir desde qué lugar pensamos esta edición, desde donde nos paramos para proponerles cada uno de los artículos publicados. Como leeremos en el texto de Gabriela Guerreros, tiene que ver con dos sistemas, la producción capitalista y el patriarcado; compartimos la idea de que «en los dos sistemas de opresión actuales (…) el grupo social favorecido por la relación de poder suele abusar de su correlación favorable y utilizar la violencia para continuar legitimando y reproduciendo la dominación». En otras palabras, no podemos pensar en la pobreza sin reflexionar sobre el sistema capitalista y patriarcal que la produce y perpetua; y tampoco sin pensarnos como parte de ese engranaje.

Como tantas otras veces manifiesto, la idea que tenemos para Página Valdense es proporcionar herramientas, reflexiones y opiniones que sirvan como motivadores para seguir pensándonos colectivamente. Esta es una nueva oportunidad para pensar sobre nuestras actitudes y discursos, o como dice Hugo «examinar muchas de nuestras posturas personales y comunitarias a la luz del llamado de Jesús».

Personalmente, creo que muchas veces nos olvidamos de esa invitación a solidarizarnos, comprometernos y trabajar para una vida plena para todxs, especialmente para quienes son lxs oprimidxs de nuestro tiempo.

Cuando miramos sólo nuestro entorno, cuando tenemos como punto de partida las oportunidades que tuvimos nosotrxs, cuando no logramos salirnos de eso que nos pasa cerca y pensamos que todxs tuvieron las mismas oportunidades; resulta muy difícil entablar el diálogo, construir algo nuevo y mejor para todxs. Es más sencillo pensar que la otra persona no trabajó tan duro o no se esforzó lo suficiente que considerar todas las desigualdades que genera este sistema perverso que expulsa, excluye y mata. Ahí es cuando nos hace falta cambiar de lentes, ser más empáticxs y aprender a acompañar sin juzgar.

Al pensar en nuestras prácticas, tanto individuales como comunitarias, me surgen más interrogantes que certezas. ¿Qué significa ese «ama a tu prójimx como a ti mismx»? ¿Qué significa amar a una persona que no conocemos? ¿Y a quiénes sí conocemos? ¿Qué implica ese amor? Para mí, no tiene que ver con individualizar a esx prójimx, sino que es algo mucho más complejo y abstracto. Desde mi perspectiva, ese amor es el impulso que me invita a luchar por un mundo más justo y digno, me hace mover, pensar, decir, hacer, transformar, cambiar, proponer y romper; sí, romper con aquellas tradiciones, mandatos, reglas y normas que nos oprimen.

Que ese Dios de amor y libertad en quien creemos, sea quien nos muestre el camino, nos acompañe y nos permita sentir ese amor puro, sin perjuicios. Que valoremos los espacios de reflexión colectiva, que celebremos el encuentro con lo diverso; pero sobre todo, que nos permita entender que las oportunidades y posibilidades no son las mismas para todxs.

Daiana Genre Bert

Publicado en Editoriales, Página Valdense.