Nos veremos otra vez…

Leemos en nuestras Biblias: Mateo 25: 31-46.

En todo buen relato el lenguaje es un engranaje muy importante, las palabras son fundamentales para poder tener llegada; cautivando así al público que escucha de manera atenta, sin perder detalles y en donde el efecto sorpresa permite de alguna mantener esa conexión. En este relato ¿alguien podría esperar ese cierre? ¿el público que escuchaba en ese momento podría haberlo imaginado?


No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es la imagen que tenemos de los reyes: hombres poderosos, guerreros de gran fuerza a los cuales se les debía rendir tributo y honor; a quienes se les debía reverenciar para que no cayera encima el peso de su autoridad hacia personas viles y comunes que eran consideradas insignificantes ante semejante presencia. Sin embargo, este relato parece absurdo porque contrasta totalmente con esas imágenes que son las “normales” y establecidas por el sentido común.


Parece que a este rey no le interesa que se le adule ni que se le ensalce, en donde el eje de atención no está en la centralidad de su persona. La cosa va por otro lado…sorprende la historia…porque los que recibirán el Reino no serán quienes se pongan de rodillas ante la presencia de este rey. Sino que este se identifica con todos aquellos rostros olvidados de la historia, con todas esas miradas que parece que nadie quería cruzar, con esas personas que viven relegadas a los márgenes de los centros de poder. Esas personas son mujeres que sufren violencia y abuso a diario; adultos mayores que sobrellevan estos tiempos en angustiosa soledad; extranjerxs que no encuentran refugio y tienen que buscar el sustento en cada día, niñxs que parece que nos acostumbramos a que sus necesidades no sean cubiertas.


En estos tiempos de pandemia recibimos abundante información, y reflexiones. En donde podemos caer en la tentación de pensar y limitar el encuentro con Dios de manera directa, individual, en donde únicamente tenemos acceso directo desde nuestras casas. Ante lo cual, las preocupaciones se centran en lo que pasa en nuestra realidad propia y cercana.
La comunidad de Mateo leía estos textos en una clave que buscaba dar ánimo para salir de sus propios cercos; de quebrar lo conocido y lo esperado; en donde buscar el Reino significa transformarse, saliendo al encuentro y compartiendo de manera genuina, compartiendo la sencillez y calidez.


Quiera Dios que podamos encontrar nuevos vínculos, nuevos rostros y sentir su presencia cercana en tiempos de tanta necesidad.

Alfredo Servetti

Candidato al Ministerio Pastoral. Atención pastoral en el Presbiterio Sur Argentino.

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.