Un itinerario en comunidad

En tiempos de crisis e incertidumbre, la comunidad debería ser un espacio de contención y fortalecimiento, que permita compartir herramientas, recursos, energías. Que ayude a tender puentes para que nadie esté solo o caiga en el camino. Hoy contaremos sobre una sola experiencia de acompañamiento y aprendizaje. En este caso junto al Centro de Servicio Social El Pastoreo (de ahora en más, ‘el Centro’)

 En el año 2019 el Centro comenzó a trabajar en el proyecto “Sembrando futuro para nuestro barrio”, que busca promover la participación y el compromiso de vecinas y vecinos para avanzar en una conciencia de alimentación saludable y sostenible, promoviendo el desarrollo de la huerta familiar ecológica. Ese mismo año se realizaron algunos talleres en escuelas del barrio.

Llegó el 2020, y con ese año toda su incertidumbre. Se decide poner énfasis en este proyecto, y comienza a desarrollarse una huerta demostrativa con enfoque agroecológico. Se propone así un espacio de taller, al que comenzaron a sumarse vecinas y vecinos del barrio, algunas personas con experiencia y otras acercándose por primera vez.

La huerta del Centro se fue construyendo junto a cada participante, preparando nuevos canteros, sembrando, cuidando, cosechando… hasta encontrarnos en un espacio muy distinto al que comenzamos, con plantas creciendo con toda su fuerza y verdor, diversas flores aportando sus colores, varias aromáticas y muchos bichitos aprovechando la diversidad. También se comenzó a promover el desarrollo de las huertas familiares, impulsando huertas en los hogares que no tenían y fortaleciendo las que ya estaban. En algunos casos los espacios de huerta no eran valorados como tales, pero al conversar sobre lo que se producía en ese cantero, la gente se daba cuenta del aporte que hacía a su alimentación.

En torno a la huerta del Centro hoy se está gestando un ‘bosque comestible’, de frutales tradicionales y nativos. La implantación del bosque hubiera sido imposible sin el intercambio y la fuerza de trabajo del barrio. La diversidad de frutales requiere diversidad de condiciones para su desarrollo, por lo que para trasplantar los árboles se necesitaba conocer el terreno: ¿dónde se forman los charcos luego de las lluvias?, ¿dónde hela más en invierno?, ¿de dónde predomina el viento? Para eso el conocimiento de las vecinas y vecinos era imprescindible. También para regar y observar.

Una vez que las plantas crecieron comenzamos a cosechar sus hojas, raíces, frutos o flores. ¡Qué linda sensación! Esas hortalizas que cuidamos durante todo el proceso; algunas conocidas, como los ajos, los tomates, las ortigas, las acelgas, los maíces o los zapallitos de tronco; y otras nuevas, como la berza, la mizuna o la caléndula. Algunas veces utilizamos lo cosechado para cocinar, probando nuevas recetas y sabores, dando lugar al intercambio de recetas y tradiciones. Otras veces repartimos lo cosechado.

Si de saberes hablamos, mucho fue lo aprendido e intercambiado en este tiempo. Aprendimos de y con la tierra, aprendimos del intercambio con el vecino o la vecina, aprendimos en las conversaciones y en la práctica, experimentando.

Pero además, algo fundamental que de a poco fuimos entendiendo, es que lo que realizamos en la huerta, tanto quienes participan en la huerta del Centro como en sus casas, tiene que ver con el cuidado y el sostén de la vida. Vida en un sentido muy amplio. Desde lo que tiene que ver con la vida y salud del suelo, hasta la vida de las personas, de las que participamos del espacio, de las de todo el barrio. Lo más interesante ha sido y es este encuentro -puro aprendizaje-, desde nuestras diversas vidas y experiencias, aportes y necesidades, buscando construir algo juntas, haciendo al cuidado y al sostén de la vida toda.

Guillermo Long Bertinat

Analía Long Bertinat

Analía es docente de Educación Física. Su hermano, Guillermo, es estudiante de Agronomía. Ambos transitan desde hace años por espacios de campamento y liderazgo, formación bíblica, ecoteología, género y educación. No viven su presencia en El Pastoreo como un espacio más de inserción laboral. Como muchas de las personas que están relacionadas a este Centro, El Pastoreo es para ellos un espacio de militancia, de construir con otros/as, de mucho amor.  

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