Una declaración de amor y un pedido

Leemos en nuestra Biblias: Juan 21: 1 al 19

¿Se imaginan a Jesús cocinando? ¡¿Haciendo un asadito junto a la playa para esperar a sus amigxs?!

En este capítulo pasan muchas cosas: la aparición de Jesús a los discípulos en el mar de Tiberias (Galilea), una captura milagrosa de peces, Jesús preparando una comida a los discípulos, una conversación entre Pedro y Jesús, un anuncio sobre la vida de Pedro y un pedido o invitación de Jesús: sígueme.

El desayuno preparado por Jesús en la orilla para los discípulos hambrientos refleja amor: fuego encendido, pescado asado y pan dispuesto.

¿Quiénes están invitadxs a comer? ¿Para quiénes se prepara la comida?

El grupo de discípulos se describe de una manera rara. Simón Pedro encabeza la lista. Tomás sigue, Natanael se describe como “el de Caná de Galilea”, los hijos de Zebedeo. “Dos otros discípulos” concluye la lista; sus nombres no se dan, pero ya que el discípulo amado se menciona en el v 7, él es uno de los dos anónimos.

Preparar la mesa para recibir amigxs es una invitación al encuentro, a la charla sincera y con la confianza de estar en un lugar donde los prejuicios se suspenden. Frente a lo inesperado de la comida, los discípulos no se atrevieron a tomar el pan hasta que Jesús se los dio.

De ese encuentro surge una declaración de amor y un pedido. “Tú sabes que te amo” dice Pedro a Jesús. “Apacienta mis ovejas” dice Jesús a Pedro. Amor y cuidado son algunos de los temas de la charla.

Sentarse alrededor del fuego y aceptar la comida preparada, nos invita a charlar sobre el amor y nuestras tareas cotidianas. En el diálogo tranquilo y sincero encontramos algunas respuestas, aceptamos nuevos desafíos y otras inquietudes surgen. En el medio de las preocupaciones diarias es sentarnos un rato a comer algo rico y charlar sobre lo que nos preocupa.

Pensar e imaginar ese encuentro y diálogo alrededor del fuego nos invita a reflexionar sobre la tarea de la iglesia hoy. Preparar un espacio, generar un momento para compartir preocupaciones y calmar cansancios; ofrecer panes y peces al preocupadx, al cansadx, al asustadx; pensar un espacio para preguntarnos y escuchar las respuestas son algunas de las tareas de una iglesia comprometida con el encuentro con Jesús.

Licenciada Laura Tolú

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.