Una parábola que nos guía

Leemos en nuestra Biblia: Marcos 4:26-34

30 También decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra,32 sin embargo, cuando es sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra.

33 Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, según podían oírla; 34 y sin parábolas[d] no les hablaba, sino que lo explicaba todo en privado a sus propios discípulos.

Esta parábola, tan llena de contenido me inspiró para hacer una reseña sobre nuestro trabajo con refugiados originado en el marco de la iglesia reformada de nuestra comunidad.

La mayoría de las familias con las que tenemos contacto son de origen sirio. Ellos llegaron a Europa huyendo de la guerra en su país. Realmente son historias conmovedoras, tristes, no pocas personas están traumatizadas. En primer término, organizamos clases de apoyo de alemán con personas voluntarias. Manejar el idioma del país donde se vive, es requisito fundamental en el proceso de inclusión en la sociedad.

Se está gestando además, y ya ha tomado forma, un proyecto que nos llena de esperanza, que va mas allá de la ayuda puntual de dar clases se apoyo. Se trata de sensibilizar a la sociedad, hacerla partícipe de este proceso en forma activa. Se ha formado un grupo interdisciplinario: además de las iglesias católica y reformada, participan representantes de la política y personas que no están alineadas con ninguna organización. La idea es trabajar junto a las autoridades, crear sinergias en el proceso de inclusión de estas personas respetando su identidad cultural.

Inclusión significa romper barreras, establecer el diálogo, ser solidarios y vencer los propios miedos. Construir puentes para que esas mujeres, hombres, niños, y niñas tengan posibilidades de desarrollarse, encontrar un trabajo, aprender un oficio y ser parte activa de la sociedad. Y por supuesto asumir responsabilidades.

Trabajar para una sociedad inclusiva es un proyecto ambicioso, lo sabemos. Vencer el egoísmo humano no es fácil, y seguramente encontraremos varias piedras en el camino. Un gran desafío, donde la parábola del grano de mostaza puede guiarnos y motivarnos increíblemente. Un texto esperanzador, que nos levanta cuando la realidad nos oprime y nos hace aflojar.

Para mi personalmente, lo esencialmente valioso de esta parábola, es el hecho de saber que Dios obra en nosotros siempre. No necesitamos de grandes organismos internacionales (que también son necesarios) para lograr algo.

Tomar mate con una refugiada siria vincula mucho. El mate es muy popular en su país donde cada cual tiene el suyo, especial para tiempos de pandemia.

Recibir un “felices pascuas” de parte de musulmanes o ser invitada a una fiesta de fin de Ramadan, alegra el alma.

Trabajar para la igualdad de oportunidades, tender una mano y escuchar, son nuestros pequeños granos de mostaza.

¡Confiemos en que un día las aves del cielo pueden anidar bajo la sombra de sus ramas!

Laura Cardozo

De origen Valdense, nació y creció en Argentina pero desde hace 33 años vive en Suiza, donde formó su familia. Participa en la iglesia Reformada y desde hace algunos años forma parte del consistorio en la comunidad de Erlinsbach.

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.