La Iglesia Valdense se expresa ante los incendios forestales que azotan a Uruguay

«Es hora de tomar conciencia para que haya futuro para las generaciones venideras»

Foto, Marcelo Nicolau


CARTA ABIERTA- En las últimas semanas los incendios forestales han golpeado duramente al Uruguay. Hemos visto como nunca antes un desastre inmenso de consecuencias que todavía no podemos evaluar en su totalidad. Ante esto expresamos nuestra solidaridad con todas las familias afectadas, en la comprensión de que el clamor por el necesario consuelo debe ir acompañada del compromiso por transformar las cosas para que lo evitable sea efectivamente evitado y lo prevenible prevenido.

Abrazamos también el esfuerzo de las comunidades involucradas en el compromiso voluntario por combatir los focos así como en la solidaridad puesta de manifiesto en el apoyo logístico con agua y alimentos para las cuadrillas.


Hemos apoyado enfáticamente la instalación de una mesa de diálogo entre organizaciones sociales, damnificados por los incendios, empresas forestales y distintas instancias de gobierno. La magnitud del incendio acaecido en los departamentos de Paysandú y Río Negro, sin precedentes en el país, hace impostergable una reflexión colectiva y toma de decisiones que lleve seguridad a todas las poblaciones afectadas y prevenga con medidas efectivas este tipo de situaciones.


Como Iglesia Valdense, presente en ambos departamentos, con comunidades rurales en el ojo de la tormenta, nos preocupa sobremanera todo lo sucedido en el amanecer mismo del corriente año. Por esta razón es fundamental que esta mesa de diálogo se concrete y se comiencen a dar pasos firmes de racionalización, cuidado y búsqueda de acuerdos y consenso social.

Foto tomada por Marcelo Nicolau a las 6 de la tarde, en el centro de comando de bomberos en Piedras Coloradas.


Como Iglesia Valdense, históricamente ligada a la tierra, con colonias agrícolas más que centenarias en diversas zonas del país, abogamos por una buena convivencia y la búsqueda de los necesarios equilibrios entre la economía y la vida, el desarrollo y la sustentabilidad, las empresas y las comunidades.

La integridad de la creación, su biodiversidad, su delicado equilibrio está seriamente dañado, y es hora de tomar conciencia para que haya futuro para las generaciones venideras. Porque nuestra responsabilidad es velar por la permanencia de aquello que Dios nos ha dado, la tierra, la creación entera, para cultivar y cuidar. (Gn.2.15).


Mesa Valdense

Nelda Eichhorn, Brian Tron, Orlando Allío, Carola Tron, Marcelo Nicolau

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