La paz que perdura

Leemos en nuestras Biblias: Juan 14:23-29.

Recordar una despedida puede ser desgarrador, puede llevarnos a pensar en lo triste que una persona se siente al enfrentar lo inevitable.

Pero si quien se va, no se va del todo; si se va prometiendo quedarse, y dejándonos un bálsamo para nuestras penas, entonces -aún en medio de la tormenta de emociones- podremos encontrar la Paz.

Cuando Jesús anuncia su ida, nos asegura que enviará hasta nosotros/as un dador de consuelo, un ayudador, un defensor, un intérprete: según distintas versiones Bíblicas, es llamado así el Espíritu Santo; el que extiende sobre todas/os la presencia eterna, la que estará para siempre, la omnipresencia de Jesús. El mismo que estará con nosotros/as hasta el fin de nuestros días; y que morará dentro nuestro, si escuchamos su palabra.

Escuchar su palabra es más que «poner la oreja», pues la palabra de Jesús sigue viva porque tiene en su centro la fuerza de la acción: es decir que si decimos escucharla, es necesario también practicarla, hacerla carne, vivificarla en hechos concretos que hablen y den testimonio de Su amor, de Su luz, de Su vida, de la Paz que Él nos dejó.

Y esa paz perdura porque también está cargada de sentidos, lo que la aleja de la simple tranquilidad o la ausencia absoluta de problemas (situaciones escasas para el ser humano; y aún más en tiempos turbulentos): la paz que nos deja, que nos dá, es la paz viva y activa que se hace nuestra cuando nos comprometemos con la sociedad de la que somos parte; cuando trabajamos a la par de otras personas para construir ese bien común, esa mejor calidad de vida que nos merecemos. Esa paz que se hace fuerte por la convicción de que al vivirla de este modo Jesús vuelve a habitarnos, a habitar la casa común; y desde ahí es que nos hacemos fuertes y valientes para hacer frente a las situaciones ingratas, tristes de la vida personal y comunitarias.

La promesa de esta despedida está, entonces, llena de hermosa presencia: nunca tendremos soledad.

Dardo Fidel Zanuttini

Comunidad Valdense de Reconquista, Argentina

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.