Parábola de las diez vírgenes

A partir de la lectura de esta parábola que encontramos en el Evangelio de Mateo, nos trasladamos a un escenario donde se destacan aspectos socioculturales de la población de hace unos dos mil años. Con el devenir del tiempo las distintas generaciones fueron interpretando sin mayores inconvenientes la relación con el pasado. Esa relación Ayer – Hoy era cercana, esto ocurrió con algunos altibajos hasta finales de este milenio. En las últimas décadas del siglo XX y lo que va del siglo XXI, los vínculos y las percepciones cambiaron sustancialmente.

La imagen que nos presenta el texto de Mateo utiliza la figura de una boda judía de época, como referencia simbólica de la segunda venida de Jesús.

Era costumbre entre los judíos, para la celebración de una boda, que el esposo llegara por la noche a la casa de su prometida. Las bodas solían celebrarse a esa hora, y las lámparas se encendían al anochecer. Las damas de honor, nombradas entre otras varias formas como: vírgenes, doncellas o mujeres casaderas, también puede significar mujer soltera, iluminaban el camino hacia la casa en la que tendría lugar la celebración. Cuando se anunciaba que el esposo estaba a punto de llegar, estas damas de honor salían con lámparas para iluminar el camino.

Las diez doncellas esperaban la llegada del esposo antes de la medianoche; pero él llegó más tarde y fue anunciado de manera repentina. Como ocurre generalmente las previsoras tenían aceite adicional al de la lámpara, las descuidadas o imprudentes sólo el contenido de la lámpara.

En esta parábola, las doncellas representan a los miembros de la Iglesia, y el esposo simboliza a Jesús.

Las enseñanzas a partir de las parábolas narran historias comunes y conocidas por el auditorio, a partir de imágenes cotidianas y comparaciones se logra explicar conceptos abstractos y difundir valores y principios. Ha sido por mucho tiempo una forma de llegar a un público relegado en lo social, cultural y educativo, facilitando la comprensión de conceptos abstractos.

A partir de la lectura e interpretación de esta Parábola, podemos inferir que la prudencia implica prepararse para lo inesperado con un agregado de Fe, de Testimonio y del Espíritu Santo en nuestro quehacer diario. Muchas veces confiamos y pensamos que tenemos lo suficiente para salir adelante por nosotros mismos. No obstante, seguir al Salvador significa mucho más que sólo salir adelante. Implica esforzarnos siempre por acercarnos más a Él, y prepararnos para los momentos en los que se pondrá a prueba nuestra Paciencia, Fe y Testimonio.

El aceite de la parábola representa nuestra Fe y Testimonio, Dedicación y Compromiso con el Señor.

Como reflexión final y siguiendo el planteo realizado en el primer párrafo, estamos en un momento histórico, de cambios trascendentes y profundos, quizá como no haya registros, por lo que nuestras comunidades deberían trabajar mancomunadamente para que el mensaje bíblico llegue en plenitud y agudeza a las nuevas generaciones, con terminología adecuada a los cambios que aceleradamente se están dando en diversas áreas y que involucran especialmente a los jóvenes.

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.