Se abrió el cielo y vino una paloma

Leemos en nuestra Biblia: Marcos 1:9-15

Unos pocos versículos le bastan a Marcos para dejar claro a la comunidad que lo escucha la buena noticia de Dios. El texto corto y muy denso está lleno de pistas que la comunidad puede reconocer inmediatamente.  Así nos llega el evangelio a nosotres. Seguro nos cuesta  un poco mas entenderlo.

Las cosas se han puesto feas, más feas que de costumbre, Galilea es rica y fértil, pero la mayor parte de la riqueza está en manos de unos pocos, en su mayoría extranjeros y la población es zaqueada, empobrecida. La gente no puede más y se rebela contra  Roma que descarga todo su poder y aplasta, pone más impuestos, tortura, mata.

“Parece que Dios nos ha abandonado, hace tanto tiempo que no nos habla. Si el cielo se abriera! Si Dios prometiera estar cerca otra vez!”

Y a pesar de todo, la gente siempre tiene sueños y esperanzas, de otra manera no hay quien aguante la cuestión, diría Chico Buarque. Algunos líderes recuerdan a los antiguos, a los y las profetas que hablaban de aniquilar a los enemigos y hacer fiesta, ya no habrá espada ni capataz, y el pueblo que andaba en tinieblas será iluminado y vivirá en paz, con justicia.

“No seguimos a charlatanes que solo buscan poder y pregonan valores y relaciones,   contrarias a una buena vida, abundante, para todas las hijas y los hijos de Dios, que dejan fuera de las comunidades a mujeres, niños, esclavos. Tampoco queremos líderes políticos y religiosos que desde el templo vuelvan a explotar al pueblo, que usen las leyes en su propio beneficio”

Es a este hombre, que encarna el amor, al que seguimos. Marcos nos recuerda que anduvo rodeado de bestias salvajes, ¿recordamos que en el Primer Testamento los salmos y los profetas asocian las bestias con los poderes del maligno y que Daniel dice que las fieras simbolizan a los imperios con su enorme poder de muerte?  La comunidad de Marcos y sus oyentes reconocen las pistas, saben que son esos poderes los que mataron al Jesús compañero. Las cosas seguirán siendo difíciles.

El texto les –nos- sigue dando pistas: no estamos en el centro, en el templo, estamos en la periferia, en el desierto, con las empobrecidas de Galilea.  Y desde allí, desde y con la Galilea, oprimida, diversa, rebelde, proclamamos  el Reino de Dios. Ese proyecto que Jesús propone, que es el centro de su enseñanza y su práctica, que es buena noticia: evangelio para las personas excluidas, enfermas, abandonadas.

¡Otro mundo es posible, el reino está cerca! Tendremos que ver desde dónde y con quiénes.

Las pistas pueden ser resignificadas: “Se abrió el cielo y  vino una paloma”. Hace algunos años confirmé que a “las amorosas aves” les gusta venir a traer mensajes a la gente buena, sencilla y pobre, me lo enseñaron las mujeres qom y siempre doy gracias a Dios por ellas.

Blanca Geymonat

Uruguay

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.